El tiempo de vacaciones es especial para compartir más momentos con nuestros hijos, y esto nos permite observar sus comportamientos con más detenimiento.
Ya conocemos que para formar hijos responsables se debe comenzar desde que están pequeños. Establecer normas claras, explicar sus deberes y las consecuencias de no cumplirlos, ser coherentes con aquello que se ha acordado y por supuesto, reconocer y recompensar su responsabilidad con gestos o detalles que alienten al hijo a decir: «¡Vale la pena ser responsable!» De esta manera ellos se sentirán seguros y sabrán que prestamos atención a su comportamiento.
Según los autores Harris Clemes y Reynold Bean, un niño es responsable si:
- Realiza sus tareas en el hogar y el colegio sin que haya que recordárselo en todo momento.
- Puede razonar lo que hace.
- No echa la culpa a los demás sistemáticamente.
- Es capaz de escoger entre diferentes alternativas.
- Puede jugar y trabajar a solas sin sentir angustia.
- Puede tomar decisiones que difieren de las que otros niños toman en el grupo en que se mueven.
- Respeta y reconoce los límites impuestos por los padres y profesores sin discusiones.
- Puede concentrar su atención en tareas complicadas (según su edad) durante cierto tiempo sin llegar a situaciones de frustración.
- Lleva a cabo lo que dice que va a hacer.
- Reconoce sus errores y trata de corregirlos sin armar un lío.
La vida real poco se asemeja a la de un palacio real; los hijos tendrán que asumir numerosas responsabilidades a lo largo de toda su vida, así que mejor empezar cuanto antes y qué mejor que en el lugar por excelencia de la educación en valores: la familia.
Datos tomados de: «Hijos Responsables: 5 claves para lograrlo»… www.lafamilia.info